Por: Carlos Sanchez Berzain.
Con la caĆda del dictador Evo Morales en Bolivia el castrochavismo se ha reducido a detentar el poder en Cuba, Venezuela y Nicaragua, mĆ”s la subordinación de MĆ©xico y de los FernĆ”ndez/Kirchner de Argentina. Ejecutan su ofensiva contra la democracia en toda la región, utilizando conspiración y violencia y una extensa red de propaganda internacional. Los paĆses vĆctimas tratan la agresión como un tema de polĆtica interna lo que da mĆ”s ventaja a Cuba y Venezuela que deben ser identificados por las democracias como los agresores.
Con la caĆda del dictador Evo Morales en Bolivia el castrochavismo se ha reducido a detentar el poder en Cuba, Venezuela y Nicaragua, mĆ”s la subordinación de MĆ©xico y de los FernĆ”ndez/Kirchner de Argentina. Ejecutan su ofensiva contra la democracia en toda la región, utilizando conspiración y violencia y una extensa red de propaganda internacional. Los paĆses vĆctimas tratan la agresión como un tema de polĆtica interna lo que da mĆ”s ventaja a Cuba y Venezuela que deben ser identificados por las democracias como los agresores.
En el siglo XXI hay DOS AMĆRICAS, la democrĆ”tica y la dictatorial. El eje de confrontación es entre DEMOCRACIA y DICTADURA. La AmĆ©rica dictatorial liderada por Cuba e integrada por Venezuela y Nicaragua estĆ” en crisis, en quiebra, en evidencia de ser narco estados, con el permanente y creciente riesgo de perder el poder por la heroica resistencia interna de sus ciudadanos como acaba de suceder en Bolivia. Los crĆmenes de las dictaduras son seƱalados internacionalmente y soportan un creciente conjunto de medidas ejercidas fundamentalmente por Estados Unidos, CanadĆ” y en menor grado por la Unión Europea.
Para sobrevivir, el castrochavismo que es la AmĆ©rica dictatorial desarrolla una estrategia que consiste cuanto menos en: 1.- aumentar la represión interna en Cuba, Venezuela y Nicaragua mostrando su condición de regĆmenes de facto, sostenidos solo por la fuerza; 2.- incrementar sus acusaciones y ataques a los tan imprescindibles -como falsos- enemigos externos que identifica como “el imperialismo” y “la derecha”; 3.- articular alianzas con quienes considera enemigos comunes del imperialismo y la derecha; 4.- desatar una ofensiva regional violenta para desestabilizar y derrocar gobiernos democrĆ”ticos, repitiendo la metodologĆa aplicada desde los sesenta hasta la desaparición de la Unión SoviĆ©tica.
En esta realidad objetiva, llama la atención la posición de los gobiernos democrĆ”ticos atacados por el castrochavismo, que han entrado en esta fase de agredidos y vĆctimas luego de un largo periodo de inercia e inacción, ausente de iniciativas efectivas respecto a la situación de la usurpación en Venezuela y el intervencionismo de Cuba. Han sido la falta de decisiones concretas en cuanto a las dictaduras de Cuba y Venezuela, de parte de los miembros de la Organización de Estados Americanos, del Grupo de Lima y recientemente del Tratado Interamericano de Asistencia RecĆproca lo que ha permitido la agresión desestabilizadora que se vive hoy, que los voceros del crimen organizado llaman “brisa bolivariana”, confesando crĆmenes premeditados que las democracias siguen resistiendo seƱalar.
Los gobiernos democrĆ”ticos han ignorado las capacidades e historial criminal de Cuba. Con Venezuela, mĆ”s allĆ” de reconocer al Presidente Encargado, no han hecho mucho para ayudar a que Guaidó ejerza efectivamente esa Presidencia, mediatizada por un sistema de asamblea tejido por los partidos polĆticos con el tristemente celebre “estatuto para la transición” aprobado para evitar que Guaidó se convierta en un formidable lĆder para las elecciones en democracia. No han tomado medidas diplomĆ”ticas, comerciales o de seguridad respecto al rĆ©gimen usurpador de Venezuela y menos a su titiritero el rĆ©gimen de Cuba, lo que equivale a ignorar medidas preventivas para evitar el ataque que ahora se produce contra su propia estabilidad social y polĆtica.
El espacio dejado vacĆo por la inacción en la recuperación de la democracia en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia (que se estĆ” liberando sola), ha sido llenado por la agresión del castrochavismo en una acción inversa que vemos en operación contra Ecuador, Chile, Colombia, la Bolivia de la transición a la democracia y mĆ”s. Los gobiernos agredidos han reaccionado expulsando operadores cubanos y venezolanos y en el caso de Ecuador y Bolivia suspendiendo relaciones con Venezuela y cortando algunos programas con Cuba que permitĆan la infiltración, pero siguen permitiendo la amenaza y la conspiración bajo cobertura diplomĆ”tica.
Los gobiernos democrĆ”ticos de AmĆ©rica Latina parecen dominados por la propaganda de “solidaridad con Cuba”, controlados por la falacia de la “revolución cubana”, o
paralizados por la “diplomacia de la amenaza”. Es claro que el agresor en jefe es Cuba con su principal operador la usurpación de Venezuela, manipulando narcotrĆ”fico, las FARC y grupos delictivos. Es tiempo que identifiquen a Cuba y Venezuela como agresores.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy.
ANN .OPINIĆN.