*Por:Carlos Sánchez Berzaín.
Son productores de miseria y miedo que hoy no tienen
respaldo popular.
Socialismo del siglo XII es la marca registrada para
presentar como política el sistema de crimen organizado trasnacional que ha
expandido la dictadura de Cuba en Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Son las
dictaduras castrochavistas que detentan el poder con agenda uniforme de
terrorismo de estado, presos políticos, tortura, exilio y narcoestados. Son
productores de miseria y miedo que hoy no tienen respaldo popular, están en
quiebra, han perdido su narrativa y se han quedado sin opciones.
Millones de cubanos y venezolanos, miles de nicaragüenses y
bolivianos han sido forzados a abandonar sus países por la inseguridad de vivir
sin respeto a sus derechos humanos. La consecuencia directa del modelo
dictatorial castrista del siglo XX convertido en castrochavismo del siglo XXI
es el miedo y la miseria productores migraciones que afectan a toda la región y
al mundo y que las dictaduras usan como arma de agresión contra la democracia.
El socialismo del siglo XXI es la repetición del comunismo
totalitario derrotado por la historia con la desaparición de la Unión Soviética
(1990-91). Es la búsqueda de justificación para el crimen organizado desde Cuba
para detentar el poder indefinido con impunidad, discurso populista, de
antiimperialismo y lucha contra la pobreza, mientras hacen todo lo contrario.
La dictadura de Cuba ha convertido el castrismo comunista del siglo XX en
socialismo del siglo 21, más de lo mismo, solo crimen organizado.
Desde hace casi 65 años la dictadura de Cuba produce crimen,
miseria y confrontación. Al principio publicitó respaldo popular que hoy es
repudio general; en 1959 tomó un país con gran economía y rápidamente lo volvió
uno de los más miserables del mundo en el que hoy la gente no puede comer a
diario el mínimo de alimentos que un ser humano necesita.
Cuando la dictadura de Cuba agonizaba en su periodo especial
después de haber perdido la subvención por la desaparición de la Unión
Soviética, llegó a la presidencia de Venezuela Hugo Chávez en 1999 y de
inmediato salvó al régimen castrista. Empezó un proceso en el que Cuba ha
eliminado a Chávez, controla Venezuela como su colonia principal y la ha
llevado a la miseria.
Es la historia de este siglo en las Américas, la expansión
de la dictadura de Cuba. Suplantaron la democracia por su sistema en Venezuela,
Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ecuador recuperó la democracia por gestión del
presidente Lenin Moreno; Bolivia y Venezuela fracasaron por la alta traición y
corrupción de los conductores en los momentos históricos del año 2019 y
siguientes. Llegaron a países se mantienen con democracia pero que como
Argentina con los Kirchner, Brasil con Lula, México con López Obrador, Colombia
con Petro, Chile con Boric, dan testimonio del oprobio. Argentina es tal vez el
ejemplo más dramático al ubicarse hoy en el sexto lugar en el “índice de la
miseria” de Hanke. Colombia con Petro acaba de reportar que la exportación de
cocaína superará la del petróleo colombiano.
En 1999 Venezuela era el país más rico y democráticamente
estable de Latinoamérica, 25 años después es una dictadura, narcoestado y el
más miserable, ha expulsado casi 8 millones de venezolanos y disputa cada año
con Cuba el primer lugar en el índice mundial de la miseria. Igualaron a
Venezuela y Cuba para abajo, convirtiendo al país más rico en el más miserable.
En Bolivia suplantaron la República por el estado
plurinacional que resultó ser el narcoestado, liquidaron la riqueza del gas
como liquidaron la del azúcar en Cuba y la del petróleo en Venezuela. Bolivia
en 2003 cuando derrocaron al gobierno democrático era potencia exportadora y de
reservas de gas, dieron el golpe de estado llamándolo “guerra del gas” y como
parte de su triunfo terminaron con el gas para convertirse en satélite de la
dictadura cubana.
Nicaragua es una finca de los dictadores Ortega/Murillo que
asociados con el gran capital de empresarios locales y de operaciones
financieras internacionales opacas lo han convertido en el país centroamericano
con menor índice de libertad económica por ineficacia, incertidumbre y
corrupción. Como en todas las dictaduras la elite es multimillonaria y necesita
impunidad.
Por esta realidad, ninguna de las dictaduras tiene apoyo
popular, nadie cree hoy en la revolución cubana, en la revolución bolivariana,
en la revolución sandinista ni en el proceso de cambio boliviano. Son mentiras
que un día fueron narrativa básica del castrochavismo. Solo insisten en foros
internacionales que organizan y financian.
Lo más importante para las dictaduras del socialismo del siglo XXI es que no tienen opciones, no tienen posibilidad de conseguir nada que les permita sobrevivir, su final está señalado por su naturaleza y su fracaso. El ejercicio como “estados criminales” que ya ejercen, no es sostenible.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican
Institute for Democracy.
OPINIÓN Y ANALISIS.
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