*Por: Carlos Sanchez Berzain.
Estos regímenes castrochavistas tienen un sistema de
terrorismo de Estado con presos y exiliados políticos, miseria, violación
institucionalizada de derechos humanos e impunidad.
Llegó el año 2023 y en las Américas la dictadura de Cuba
cumple 64 años, la de Venezuela 24 años, la de Bolivia 17 años y la de
Nicaragua 16 años. Todas narcoestados, bajo la jefatura de Cuba repitiendo su
sistema de terrorismo de estado, con presos y exiliados políticos, miseria,
violación institucionalizada de derechos humanos e impunidad. Son la amenaza
contra todos los países de la región donde se expanden como socialismo del
siglo 21 con dinero mal habido, golpes de estado, fraude electoral, terrorismo,
migraciones forzadas y narcotráfico. Terminar las dictaduras debe ser el objetivo
fundamental de la democracia el 2023.
Las dictaduras del castrochavismo deben terminar como claman
los pueblos que en resistencia civil luchan por la libertad. Cesar las
dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua no solo es posible,
necesario y urgente, es una obligación de los estados, gobiernos y lideres
democráticos del mundo en cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas, de
la Carta de las Organización de Estados Americanos, de la Carta Democrática
Interamericana, de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos o Pacto
de San José, de la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen
organizado transnacional o Convención de Palermo, del Estatuto de Roma d
El dominio interno que ejercen las dictaduras para detentar
indefinidamente el poder se resume en: 1.- el “terrorismo de estado” que
consiste en “cometer delitos desde el gobierno para crear miedo en la población
para que asuma conductas que no serían posibles de otra forma”; 2.- la creación
y sostenimiento de grupos colaboracionistas a los que benefician económicamente
para simular oposición dando lugar a la “oposición funcional” que simulan
democracia y que hacen la “dictadura electoralista”; 3.- una narrativa que
falsifica la realidad que presenta el crimen organizado como proyecto político
de lucha “antiimperialista”; 4.- el enriquecimiento ilimitado de los miembros
del régimen con la gestión del “narcoestado”, la corrupción y crímenes; 5.- la
garantía de “impunidad” que se dan con los cuatro elementos anteriores.
El terrorismo de estado se implementa con el control total
de los poderes del estado que siguen existiendo nominalmente pero que son
manipulados a discreción. El denominado legislativo hace “leyes infames” que
violan los derechos humanos en lugar de protegerlos, dicta amnistías para la
impunidad y criminaliza los derechos fundamentales. El denominado poder
judicial es el principal medio de represión y persecución, con falsificación de
acusaciones, violación de los principios de “juez imparcial”, “debido proceso”,
“presunción de inocencia”, “igualdad jurídica” y más; el castrochavismo llama
jueces a los verdugos y procesos a los linchamientos de inocentes.
La oposición funcional es la que busca dar legitimidad y
legalidad a las dictaduras de delincuencia organizada trasnacional de
socialismo del siglo 21. Son individuos y/o grupos que asumen identidad de
movimientos sociales o partidos políticos para falsificar la realidad. La
oposición es elemento básico de la democracia como “factor de control y
limitación de los gobiernos de turno y alternativa de ser gobierno”, por eso la
oposición funcional es una oposición de mentira porque es parte de la narrativa
dictatorial, de la garantía de impunidad y que nunca tomará el poder por la
“dictadura electoralista” en la que el pueblo vota pero no elige.
El discurso antiimperialista sigue funcionando de manera
sorprendente pese a que los jerarcas de las dictaduras, sus familiares y
beneficiarios disfrutan el resultados económicos de sus crímenes de lesa
humanidad en Estados Unidos como lo prueba el caso de la hija del dictador Hugo
Chávez, de los familiares de los dictadores Castro, de los familiares y
vinculados de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
En el ámbito internacional también se aplican estos
elementos internos. El miedo, los intereses económicos, lucrativos negocios
privados bajo la sombra del poder público, las relaciones de impunidad,
financiamiento de campañas electorales, efectos de la transnacionalización del
crimen organizado y su influencia en los sistemas democráticos, parlamentos,
ong’s, organismos internacionales y gobiernos, son los principales pilares
internacionales del sostenimiento dictatorial.
Los lideres democráticos del mundo no pueden seguir faltando
a sus “obligaciones jurídicas internacionales” de: 1.- poner en evidencia a las
dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua como sistema de crimen
organizado trasnacional y la mayor amenaza para la paz y seguridad
internacionales; 2.- apoyar la resistencia civil de los pueblos aplicando las
normas de derecho vigentes que impiden tratar como sujetos de derecho
internacional o representantes y los detentadores del poder, operadores del
“crimen transnacional” que hoy se encubren con “inmunidad soberana”; 3.-
establecer sanciones inhabilitantes colectivas; 4.- procesar y capturar a los
dictadores de crimen organizado aplicando la Convención de Palermo y ejecutando
las órdenes de captura vigentes.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican
Institute for Democracy
Opinión y
Analisis.
ANN Noticias.