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    Un relato que cuenta la evolución cronológica de un negocio familiar de mas de 97 años y que ahora es "simplemente" una empresa con sabor a pan.



    Aún guardo en mi corazón, aquel sábado de octubre de 1968, cuando mi amigo Moso Sauto me invitó a la panadería “Victoria”. 


    Con gran amabilidad me fue presentando a todas aquellas personas, que con tanto esfuerzo y cariño hacían el pan en sus diferentes variedades. 


    Su mamá, la señora Nelly Vaca estaba adelante en la caja, con su sonrisa, siempre con su gesto de cariño, inteligente. En el siguiente ambiente estaban los panaderos, con sus gorros blancos, la masa impecable, otros trabajando la misma, cortando. Había unas máquinas que movían y mezclaban. Al fondo, se veían los hornos inmensos. 


    Salimos de ese ambiente, y en el patio de al lado, estaba una señora educada, cariñosa y un señor de tez muy blanca que eran sus abuelos. 


    Adelante del patio, una casa antigua. Luego por unas escaleras subimos a otro ambiente, arriba de la panadería, donde ellos vivían. Fue una experiencia única en mi vida. A partir de ese encuentro, llevamos una amistad de más de cincuenta años. 


    Luego conocí a Don Javier y a los hermanos. 


    Pasaron los años, cuando regresé de estudiar, se notaba el apoyo directo en su organización de los hijos de la señora Nelly. 

    El año 1985 María Nelly, Victoria y Javier Sauto conformaron una sociedad para administrarla. 

    Actualmente ya la cuarta generación, se especializa en algunas áreas de esta gran empresa, con Greta y Carolina Banzer Sauto. 


    Toda la historia se inició la segunda década del anterior siglo, con la llegada de los esposos Santiago Sauto y Victora Jáuregui a Bolivia, desde España. 


    El año 1925 comenzó la panadería a funcionar, frente a la iglesia “La Merced”, en una casa grande, de color blanco que conocí por fuera en mi infancia. La muerte del fundador ocurrió el año 1933, con ello, quedó la responsabilidad en sus hijos, a la cabeza de Eduardo Sauto, quien juntos con su esposa Nelly, continuaron el trabajo. 


    En la década del 50 afianzaron el nombre de “Victoria” para la panadería. 


    Una familia muy querida, con una gran obra en sus manos, la de llevar el símbolo del alimento, el pan, a nuestras casas, y el amor por el trabajo en la masa desde muy niños.


    FUENTE: Redes Sociales.


    Santa Cruz.


    ANN Noticias.