MEDIO AMBIENTE: El abuso del mercurio en la minería aurífera atenta a la Amazonía
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El uso indiscriminado de mercurio para la minería aurífera en Bolivia
afecta, entre muchos aspectos, también a la sostenibilidad de la Amazonia y la
castaña. El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla)
establece que a la par del dominio de la castaña en la economía del norte del
país, hay un crecimiento acelerado de la extracción de oro.
Amenaza para los bosques. "Esta explotación representa
una amenaza para la sostenibilidad del bosque, por los efectos contaminantes
que implica la utilización de mercurio para la biosfera y la deforestación que
podría involucrar su explotación fuera de los ríos", alerta el reciente
estudio del CEDLA sobre los derechos laborales en la explotación de castaña.
Aún son deficientes los mecanismos adecuados para el control
del uso arbitrario del mercurio en la actividad minera y los daños en el medio
ambiente. Se ha determinado que sólo unas 250 cooperativas cuentan con licencia
ambiental, de las más de 1.800 que operan en todo el país. Es decir que un 85%
no cuentan con este documento fundamental para sus operaciones.
Son al menos 120 toneladas de mercurio por año que se usan
para la labor aurífera en Bolivia. Este metal provoca impactos irreparables el
medio ambiente y en la salud de las personas inmersas en esta actividad.
Expansión peligrosa.
A lo largo de estos años se ha comprobado este crecimiento en la
actividad aurífera en los sectores tradicionales de castaña. En 2014, por
ejemplo, en Riberalta la producción de oro con el uso de mercurio fue de 2.423
kilogramos, en Guayaramerín fue de 2.155 y en Puerto Gonzalo Moreno se produjo
174 kilogramos de oro.
"Hasta hace unos años, Beni y Pando, los dos
departamentos más importantes en la producción de castaña, no figuraban en el
mapa minero; pero, desde 2018, Beni ha pasado a ser más importante que Oruro en
este sector; esto se debe, exclusivamente, a la explotación aurífera que se da
en su territorio", detalla el experto en minería, Héctor Córdova.
Es así que los ríos amazónicos arrastran el oro desde la
cordillera y ahora, dragas y balsas, equipadas para el efecto, se estacionan en
los ríos para aspirar el lodo que yace sobre el lecho pluvial.
"Normalmente, en las épocas de lluvias, se produce un nuevo
arrastre de la cordillera y hay una renovación del oro en el fondo de los ríos;
pero, cuando la ambición va más allá de la paciencia, los mineros avanzan sobre
el bosque, destruyendo la flora local, poniendo en riesgo la estabilidad
ecológica de la región", agrega Córdova.
La Amazonía expuesta. Pero los daños por la minería aurífera
se van expendiendo, ya que ese mercurio va desde La Paz a través de los
diferentes ríos y ahora se consume también en Beni y Pando.
Desde hace un par de años los especialistas han advertido
que la deforestación para actividades como la minería y actividades
agropecuarias en el sector de la Amazonía podría generar una disminución
paulatina e irreversible de la castaña, e inclusive su desaparición.
La viceministra de Medio Ambiente, Cinthia Silva, reconoció
que existe una importante caída en la producción de castaña, aproximadamente en
40 por ciento, y aclaró que esta baja se debe a los efectos climáticos, que
inciden en los cultivos de la planta.
La castaña es el segundo producto no tradicional más
exportado después de la soya en Bolivia. Desde el 2014 a octubre del 2019, las
exportaciones de castañas acumularon 1.071 millones de dólares, destacando el
pico máximo alcanzado en el 2018 de 221 millones de dólares.
FUENTE: CEDLA.
ANN Bolivia.